Es la bebida embotellada que más se toma en este país, la más presente en el mercado, y su consumo no para de crecer. Sin embargo, sabemos poco de este líquido elemento. Hay que saber, por ejemplo, que ni todas las aguas embotelladas son iguales ni todas son agua mineral natural. El agua mineral natural es de procedencia subterránea, es naturalmente pura y tiene un cierto contenido mineral constante en el tiempo. Es decir, que siempre aporta una dosis constante de diver­sos minerales y oligoelementos como pueden ser el calcio o el magnesio.

No es lo mismo este agua que el agua de manantial embotellada. Esta última también es de procedencia subterránea y es pura, pero de ella no sabemos su contenido mineral. Por tanto, se parecen, pero no son exactamente lo mismo.

Y mucho menos se les parece el agua potable preparada, que también está embotellada y es apta para el consumo humano, pero puede tener orígenes muy diversos y, además, estar sometida a tratamientos potabilizadores.

Del mismo modo que no todas las aguas embotelladas son lo mismo, ninguna agua mineral natural es idéntica a otra porque cada una tiene su propia composición única e irrepetible. O, dicho de otra forma, cada agua mineral natural tiene un aporte de minerales distinto en cantidad y calidad.

Por tanto, el tema de las aguas embotelladas es más complejo de lo que parece. Eso sí, todas son aptas para el consumo y todas aportan cero kilocalorías. Lo importante es saber qué es lo que estamos bebiendo exactamente, y para ello es imprescindible una acción que sólo lleva unos minutos: leer la etiqueta.

FUENTE: LA VANGUARDIA